lunes, 20 de septiembre de 2010

summersunshine.

Septiembre. September. Septembre.
Vuelta a la temible rutina. Al despertador. A saber en qué día vives porque tienes que hacer tal, o cual. Al metro que, aunque lleva únicamente 2 o 3 paradas, va cargado de gente. A eso de "creo que hoy llego tarde" y eso otro de "en esta ciudad no hay sitio para aparcar". Empieza a refrescar y en las tiendas ya se empieza a ver la lana, las botas, los paraguas. Y cuando estás rodeada de lana, botas y paraguas, recuerdas el tacto de la arena, el sol que quema y el ir y venir de las olas del mar. El pasar de las horas sin preocuparte qué hacer, porque no tienes, en realidad, nada que hacer. Preparar maletas. Subir a aviones y esa intriga que tienes antes de abrir la puerta de tu habitación de hotel. El helado de chocolate de después de comer, o de cenar. Las terrazas y los bikinis de colores. La cámara de fotos, que echa humo, captando cada recuerdo de las noches de verano. Los amigos de verano. Los ligues de verano. Las fiestas de verano.

Y entonces solo te sale pensar: "queridas vacaciones, os echaré de menos".

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